¿Cuál es la historia detrás de los espectaculares papalotes del maestro Toledo?
Los papalotes diseñados por Francisco Toledo datan de 1997, cuando fundó el “Taller arte papel Oaxaca”, en la ex Hacienda de Montoya, con el apoyo del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CONACULTA) y el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA).
A partir del 28 de agosto de 1998, Toledo y los artesanos iniciaron a trabajar en su actual sede, la hidroeléctrica La Soledad, inmueble porfirista que abasteció de energía a la Fábrica de Hilados y Tejidos Vista Hermosa, establecida en 1883 por José Zorrilla Trápaga, y desde 2006 restaurada y reacondicionada para ser el Centro de las Artes de San Agustín (CaSa).
Uno de los objetivos del taller fue hacer papel con fibras no maderables, para así evitar la tala de bosques con grandes recursos forestales en la comunidad y para lo cual el proyecto fue impulsado con una amplia investigación sobre fibras de la región: ixtle, chichicastle y pita, por mencionar algunas.
Cabe resaltar que también el Maestro Toledo promovió entre artistas nacionales y extranjeros la elaboración de piezas a partir de la pulpa de estas fibras, entre ellos Rodolfo Morales, Sergio Hernández, Juan Manuel de la Rosa, Gabriel Macotela y Jan Hendrix.
Los papalotes de Toledo
En una entrevista que pude realizarle personalmente al maestro Toledo, contaba entre risas
“Empezamos trabajando con un papel muy delgado, como el papel de china comercial, porque este papel se presta para volar, pero es muy frágil y al rozarse un papalote con otro se rompía. Luego se hizo un papalote más resistente, con otro tipo de papel, pero claro, tiene más peso y es posible que no vuele, pero mucha de esta obra no es para volar, ni por el peso ni por los pesos”
En los papalotes se puede advertir el ánimo de experimentación del artista, quien contaba:
“Ahora (2009) estamos usando la xilografía y otros materiales para hacer los esténciles: plástico, madera, cartón, cuero, para tener otros detalles. El cuero, por ejemplo, hace que la tinta se absorba de otra manera que con el papel. También, se pueden usar tintas de aceite, de agua, se le pueden poner láminas de oro o plata…”
“Los papalotes tradicionales indús, chinos y japoneses son maravillosos y de una gran variedad de formas y tamaños, nosotros nos limitamos al rombo, al cuadrado, al círculo, pero todo puede volar, es cosa de estructurarlo bien y que haya viento. A lo mejor más adelante hagamos algo más complejo”.
El trabajo constante de Toledo con la cooperativa de trabajadores del TAPO provocó que los artesanos ampliaran su conocimiento tanto en el oficio de elaboración de papel, pero también en cuanto a la impresión de grabados. El resultado ha sido aplaudido por galerías y centros culturales en todo el mundo.