Originaria de Juchitán de Zaragoza, Ana Hernández resignifica el arte textil de su comunidad zapoteca. Retoma el textil de cadenilla para incorporarlo a su obra visual desposeído de su cariz artesanal y acercándolo a la apreciación estética de la pintura. La cadenilla es realizada con una máquina de pedal que, a través de varias capas, forma trazos y diseños únicos. Es como dibujar con hilos, las figuras realizadas dependerán de los trazos de la creadora.