Residente en Oaxaca desde 2012, el italiano Francesco Rucher se decanta por realizar una pintura vinculada técnicamente al diseño y visualmente integra elementos prehispánicos como la figura de Quetzacóatl o Tenochtitlán. Sus composiciones son variadas y acusan una influencia decisiva de la pintura renacentista, advertible en el uso de un personaje como figura central